La caída o el caso Edipo
de Fernando Figueroa Saavedra
Tribulaciones y aventuras de Harry Maesnow
1. La caída o el caso Edipo
2. Los pistoleros o el caso Hamster
3. Las viudas o el caso Gutenberg
4. El estreno o el caso Bramogra
5. Los turistas o el caso Samonthrace
Género | Novela negra
Editorial | Autopublicado
Fecha de publicación | Noviembre de 2022
Páginas | 476
Rabishpool, marzo de 1892. Harold Maesnow es inspector de la Honorable Policía Metropolitana en una vetusta ciudad portuaria e industrial donde el orden es una inercia cuesta abajo y la ley una pretensión mal formulada.
En el barrio de Walsh se comete un crimen atroz. Resolverlo se convertirá en todo un galimatías y en una trampa para Maesnow, que verá peligrar su promoción en el cuerpo mientras se sumerge en las entrañas de una urbe putrefacta, poblada por gentes que se debaten entre demandas de supervivencia, sueños ilusos, utopías y delirios de grandeza. Entretanto, aspirará a recuperar el favor de la actriz Molly Grapes, una chica dura de roer que milita en las filas feministas que prometen revolucionar el Reino Unido y convertirlo en un faro para la emancipación de las mujeres del planeta.
Ninguna de las dos tareas será fácil, pero Maesnow no es alguien que se amilane ante las adversidades. Bueno, a veces las rehúye y es que su amor por vivir a su manera le hace anteponer su bienestar personal a la misión de salvar el mundo. Quizás sea esta vez una postura temeraria, pues una sombra se agita en lo oculto y amenaza con trastocar el orden mundial.
Sobre el autor Fernando Figueroa Saavedra
FERNANDO FIGUEROA SAAVEDRA, doctor en Historia del Arte, artista gráfico y plástico, actor, payaso y escritor.
Oriundo de Entrevías, reside en el madrileño barrio de Vallecas, desarrolla una faceta literaria e investigadora.
En lo literario, le gusta navegar entre lo histórico, ucrónico, fantástico, erótico y urbano, siempre estableciendo un diálogo sutil con los clásicos, la mitología y la realidad contemporánea mediante la argamasa del humor y la reinterpretación o ligazón de registros culturales. Sus obras literarias transitan por el cuento, la novela o el ensayo-ficción. En su imaginario destacan personajes como la aventurera veneciana Angelina Trisole, las mujeres-globo, Harry Maesnow y Molly Grapes o el Tralla.
En lo científico, se decanta por el género del ensayo en torno al grafiti y el arte urbano o popular.
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Opinión personal
¡Hola, queridos ecos! Hoy os traigo la reseña de La caída o el caso Edipo que he podido leer gracias a su autor, Fernando Figueroa Saavedra, que me ha facilitado un ejemplar. ¡Muchísimas gracias por la oportunidad de disfrutar de esta historia!
Rabishpool, Inglaterra, 1892. El inspector Harry Maesnow queda al cargo de un misterioso caso; un impresor de la ciudad, Hogarth, ha aparecido muerto en su casa junto a su escritorio y un par de páginas en blanco, sin ningún tintero a la vista.
Mientras va tejiendo hipótesis en torno al enigma, captando sospechosos y haciendo preguntas a las personas correctas junto al agente Thompson, Maesnow acude al teatro para ver actuar a su amante Molly, recorre la ciudad y analiza todo lo que en ella se está cociendo a nivel social: el poder de la élite, los bajos fondos, el surgir del movimiento feminista...
Cuando empieza a unir puntos, un policía de Londres, Forsayt llega a la comisaría y avisa de que, a partir de ese momento, él queda al cargo del caso, pues es demasiado importante para el país como para quedar en manos del cuerpo de una ciudad tan insignificante. ¿Conseguirá Maesnow resolver el misterio antes que él?
La caída o el caso Edipo es el primer libro de la serie policiaca «Tribulaciones y aventuras de Harry Maesnow». Antes de entrar en detalle, me gustaría poner en valor el trabajazo del autor para sacar esta historia adelante con esta calidad. Desde la maquetación llena de detalles, hasta las ilustraciones que pueblan el libro hechas por él mismo... Todo lo que rodea esta novela —lo de fuera y lo de dentro— grita «mimo» y gusto por las cosas bien hechas.
Ya entrados en materia, La caída o el caso Edipo consta de 476 páginas divididas en 32 capítulos de longitud media-larga, a los que se suman un prólogo y un epílogo. La portada de cada capítulo muestra el número, el título y va acompañado de una pequeña ilustración. En cuanto a la narración, está escrita en tercera persona en pasado.
El ritmo es algo lento al principio, se tarda un poco en entrar en la dinámica de la historia, captar la esencia de sus personajes y pillar el tono del libro. No obstante, una vez estás dentro todo fluye mejor y no puedes parar de leer. Cuando comprendes que no se trata de una novela policíaca al uso, que el caso no es el centro de todo, es cuando puedes disfrutar al 100 % lo que estás leyendo.
Por otro lado, la pluma del autor es uno de los grandes puntos fuertes de la novela. Es aguda, mordaz y humorística, hay escenas para enmarcar que me hicieron soltar alguna que otra carcajada en voz alta. También me ha encantado su proeza a la hora de construir la ambientación, he sido capaz de vislumbrar con total claridad cómo serían las calles de Rabishpool, el ambiente que se respiraría, su ruido, el ir y venir de la gente...
Los personajes son geniales, desde el principal hasta los secundarios, que ayudan a dar matices a la historia.
Maesnow, el protagonista, es un inspector muy capaz y lleno de talento. Su inteligencia le ayuda a encajar las piezas con cierta facilidad, aunque su sentido de la justicia y su forma de trabajar le ponen en más de un aprieto. No obstante, es precisamente eso, sus valores, lo que le hacen un miembro tan valioso del cuerpo policial. En lo amoroso, su vida es un poco desastre, pues es muy poco hábil a la hora de relacionarse con su interés afectivo, Molly.
Molly, por su parte, tiene las cosas muy claras. Sabe lidiar perfectamente con el carácter de Harry y no duda en enfrentarse a él cuando se está comportando como un estúpido. Asimismo, es de armas tomar, la perfecta definición de mujer empoderada de la época. Se vale por sí misma, tiene un oficio en el que se deja la piel y no deja que nadie la pise.
Para muchas, ella era un espejo en donde mirarse pese a la infamia de su oficio de actriz y de su vida disoluta, porque, a pesar de todo, era la dueña y señora de su destino y la piloto y capitana de su voluntad. Gobernaba el timón de su barco.
El resto de personajes, los secundarios, no los comentaré para evitar caer en spoilers, pero son igualmente increíbles y reseñables.
De la trama cabe destacar cómo el autor retrata el progreso social. Escribe, de forma magistral, sobre los eventos históricos de finales del siglo XIX que suponen un antes y un después en la manera de vivir, relacionarse y trabajar. Ejemplo de ello es cómo se refleja en el libro el impacto de la revolución industrial:
El tacto humano, se decía, era lo que nos diferencia de las máquinas. Desconocen la turbación frente a un desaire, el escalofrío ante la perspectiva de un abandono, no pueden reproducir el consuelo de una caricia ni el gratificante impulso de una palmada en el hombro al final de una dura jornada.
También es muy interesante cómo Figueroa Saavedra saca a relucir las dificultades a las que se enfrentaron a la hora de adaptarse a este mundo nuevo, lleno de posibilidades y, a la vez, tan encorsetado en lo ya establecido, «lo de siempre», lo que parece inamovible.
No era la única anomalía en un país que parecía padecer una arritmia crónica entre la realidad y la potencialidad de progreso material y mental. Toda la sociedad británica marchaba a trancas y barrancas, encorsetada por unas estructuras obsoletas cuyas formas se aseguraban no con barbas de ballena, sino com tendones de dinosaurio y cordones de acero reforzado. Con la excusa del respeto a la tradición y al orden que dimana de su supuesta racionalidad bendecida por la divinidad, se mantenía vigente un armazón óseo y metálico neogótico que impedía mejorar las condiciones de vida de miles y miles de personas en el campo y las ciudades.
Gracias al empuje del progreso y a la santa ciencia, la mujer de ayer es ahora una mujer e hoy, una mujer de mundo, emancipada, viajera, exploradora, hambrienta de retos de sonrojo, de emociones a destajo y de experiencias al borde del colapso. [...] Llegó el nuevo día y hay que salir a pasear juntos marcando ellas el paso. [...] ¿Quién puede parar un río con las manos?
Más allá de la riqueza de La caída o el caso Edipo a nivel de retrato histórico, la obra, en su faceta policíaca, hace alarde de lo que un buen policía —de ahora y de entonces— debería ser. Una persona justa, comprometida con la ley y defensora de los más vulnerables. Harry Maesnow es la viva imagen de un policía hecho y derecho.
Sabía de los peligros que tenía en lo que atañe a la pérdida de perspectiva y a la asunción de cadenas cada vez más fuertes para la libertad de espíritu y. aun así, consideraba que pertenecer a la policía podría en algún momento ofrecerle la oportunidad de ayudar a los débiles frente a la sorda crueldad de los poderosos.
Bien, tiremos a la basura la humanidad cristiana y, de paso, la objetividad científica. Torturar es inútil, contraproducente, retuerce los resultados, corrompe a los policías y envilece a la Justicia. [...] ¿Dónde está el límite entre la obstinación y la crueldad, entre el exceso de celo y el abuso de poder?
Respecto al final, me ha parecido muy buen cierre. Deja concluido el caso que, por otra parte, es lo menos importante del texto, e informa de la situación en la que queda cada personaje, abriendo camino a las siguientes partes de la saga, que espero disfrutar tanto como esta primera entrega.

La gente solía y suele aún formarse juicios precipitados por no prestar la atención conveniente, por no evaluar una circunstancia en toda su magnitud, en fin, por ignorancia, incapacidad o gusto.
Quizás, si esa gente se atreviese a buscar las preguntas y las respuestas al mismo tiempo, por sí mismos, de manera práctica, con sensatez, todo cambiaría y no se dejaría mecer por sus miedos, sin importarles lo que diga o calle el Gobierno o el gallo de su pueblo. Cada cual conocería las trampas de los sofistas de gabinete o tabloide y las de los cínicos de club o taberna hasta el punto de comprobar por sí mismos qué se esconde de verdad en cada falaz descripción de la realidad publicada por escrito o de palabra.
En definitiva...
La caída o el caso Edipo es una novela es una novela policíaca al uso. Presenta un caso por resolver, sí, pero conforme avanzas en su lectura te das cuenta que no es más que la excusa que utiliza el autor para hablar de temas como la revolución industrial, el feminismo, los cambios sociales de finales del siglo XIX y cómo estos impactaron en la vida de la gente de la época. Destacables son personajes tan complejos como bien construidos como Maesnow, policía ejemplar que pone su sentido de la justicia por delante de todo, y Molly, una exitosa actriz que se ha hecho a sí misma y es perfecta definición de mujer emancipada. En resumidas cuentas, una primera entrega que sienta las bases para una saga policiaca más que prometedora.
Me ha gustado
Una vez se avanza un poco en el libro, el ritmo se vuelve más fluido y todo va encajando pieza a pieza.
La pluma del autor es aguda, mordaz y humorística. Además, es capaz de construir muy bien la ambientación y hacer que el lector visualice perfectamente la ciudad.
Los personajes están muy bien trabajados. Los principales, especialmente, están llenos de matices y claroscuros.
Trata temas tan interesantes como el progreso social, la revolución industrial y el feminismo, así como la justicia y el buen hacer policial.
El final deja todo cerrado y da pie a las siguientes entregas de la saga.
Puntuación
Portada: 4,5 / 5
Narración: 4 / 5
Estructura: 4 / 5
Personajes: 4 / 5
Trama: 4 / 5
Final: 4 / 5

No me ha gustado
El ritmo es un poco lento al principio, cuesta entrar en la dinámica de la historia.
Puntuación final
★★★★















¡Hola! Es un libro que yo creo que no disfrutaría, sobre todo porque me costaría ese inicio lento, pero espero que puedas seguir disfrutando de los demás de la saga. Un besote :)
ResponderEliminarUy a pesar de todo parece interesante. Tomó nota. Te mando un beso.
ResponderEliminarSe nota que la has disfrutado de verdad y que has sabido captar perfectamente la esencia de lo que Fernando Figueroa Saavedra ha querido hacer con esta novela. Lo verdaderamente jugoso me parece que es el retrato de una sociedad en ebullición: sufragistas que empiezan a organizarse, obreros que leen a Marx en los pubs, aristócratas aterrorizados por la imprenta barata que difunde ideas “peligrosas”, la policía como institución que aún no sabe si está al servicio del orden o de la justicia… Todo eso está tan bien hilvanado que el misterio policial acaba siendo casi una anécdota. Y sin embargo funciona, según el total de la reseña.
ResponderEliminarUn abrazo.
hola
ResponderEliminarno es un libro que me llame la atención así que voy a dejarlo pasar, sigo cerrando sagas y acabando retos jejjee
Gracias por la reseña
Besotessssssssssss
¡Hola! Interesante lectura, no lo conocía de nada, y aunque no es algo del estilo que suelo leer me ha llamado la atención, así que me lo anoto. Genial reseña, besos :)
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